Me gusta nombrar mis dos apellidos, aunque no me interesa mucho saber el origen de estos. Soy un apasionado de la Genealogía y la Investigación Familiar. Desde niño siempre me interesó la lectura y la historia, sobre todo gracias a la influencia y complicidad de mis abuelas.
Por la rama paterna, Clara o Mima como siempre le dijimos, era protagonista de los encuentros de fin de año y aniversarios. Siempre tenía un propósito para juntar a la familia. A veces cuando la visitábamos traía una caja de fotografías que guardaba celosamente y contaba historias sobre las personas que aparecían en ellas, su juventud y sus viajes. Algo de eso han heredado sus hijos, incluido mi papá: contar, sonreír y también emocionarse con los recuerdos de sus antepasados. Solo con el paso de los años aprendemos a valorar en su justa medida lo que nos dejan los abuelos.

De mi abuela Margarita recibí una recomendación literaria en mi adolescencia. Tres tomos que agrupaban los cuentos y novelas de uno de los detectives más famosos de ficción: Sherlock Holmes. Me enganché a este personaje que se centraba en el análisis pormenorizado de cualquier dato, por más insignificante que fuera.
Poco después me comentó que tenía un regalo para mí: todo lo que desde 1995 ha ido agrupando de la familia Llopis Carta. Ella había empezado a reunir su tesoro cuando llegó vía postal desde Menorca la partida de bautismo literal de su bisabuelo balear (del que orgullosamente ostenta su primer apellido). Más recientemente he tomado el batón de esta tarea familiar y lo que empezó siendo una continuación de sus hallazgos, se convirtió en un entretenimiento. Hoy es un eje central en mi vida.

Armar mi árbol genealógico se ha convertido en una forma de comprender mi identidad, cómo he llegado hasta aquí y cómo se interconectan mis antepasados con los lugares y tiempos que les tocó habitar. Desde mi presente (La Habana, Cuba, 2024) viajo a diario por diferentes lugares y tiempos. Lo hago a través de cada pista nueva, documento o fotografía histórica. Escribo esto mientras siento muy cercanos sitios como Cifuentes, La Esperanza, Mahón, Pozoblanco y Mecerreyes o acontecimientos como los cruces de mis tatarabuelos a través del Atlántico.

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