Las motivaciones para armar el árbol genealógico son tan diversas como personas existen: completar algún trámite de nacionalidad, redescubrir parientes lejanos, conectar con familiares que emigraron o incluso por curiosidad.
Definir el objetivo de nuestra investigación ayudará a enfocarnos, optimizar recursos y sobre todo, tiempo. Una vez detallada la meta, hay que echar mano a esa gaveta o cajita donde se guardan certificaciones, fotografías, anotaciones y cualquier otro documento de nuestra familia. Esto puede ser especialmente útil si lo hacemos también en las casas de nuestros parientes.
Haz copias físicas y/o digitales de cada uno de estos materiales pues no siempre podremos contar con ellos. Así evitas que puedan sufrir alguna rotura o pérdida y garantizas el acceso a los que no son parte de tu fondo personal. Es importante apuntar todo lo que sepas de ellos.

Al visitar a tus abuelos, tíos, hermanos, no te olvides de llevar una grabadora o usar tu móvil (también puedes hacer anotaciones a lápiz) para que quede un registro de lo que conversaron. Coméntales la idea de tu proyecto e involúcralos en tu propósito.
Organiza y procesa todos los datos obtenidos. Para ello es bueno que decidas el soporte en el que insertarás la información. Actualmente la tecnología permite hacerlo de modo digital. Por ejemplo, puedes apoyarte en sitios como FamilySearch, MyHeritage, Geneanet o cualquier otro de tu preferencia.
A medida que progreses en tu investigación considera conversar nuevamente con tus familiares, coméntales de tus avances y estancos. Quizá recuerden algo nuevo que no te hayan contado antes y te ayuden a destrabar algún muro. En el mejor de los casos, conseguirás que colaboren activamente e inicien su propia búsqueda.

Cada vez que tengas observaciones sobre determinado hecho o persona, contrasta las fuentes que te llevaron hasta ahí. Verifica qué tan fiables son y no dejes de anotar tus conclusiones con fecha incluida. Esto servirá para cuando vuelvas a repasar por esta parte del árbol genealógico, te des cuenta de lo que se ha ido transformando, o sencillamente de algo que no habías notado en ese instante.
Cada una de estas recomendaciones se van conectando y combinando entre sí. Hacer genealogía desde casa puede ser un punto de partida invaluable para complementar la exploración en archivos civiles, históricos y eclesiásticos.
Si ya has pasado por esta etapa, cuéntanos qué otra sugerencia te parece importante para quienes van a empezar de cero.
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